La crisis que afecta al sector privado de salud tiene diversos detonantes: la pandemia, el uso de prestaciones, el alza de las licencias médicas y la judicialización por los valores de los planes. A eso hay que sumar un último elemento, la ley corta del Ejecutivo para implementar el fallo de la Corte Suprema.
A nivel local la afectación también se observa. Datos de la Estadística mensual de movilidad de cartera de cotizantes del sistema isapre a nivel regional (año 2023), -informe subido a la plataforma de la Superintendencia de Salud hace unos días-, muestran que en la Región del Biobío 15.811 cotizantes abandonaron el sistema entre abril de 2022 y abril de 2023, cifra que representa el 6,3% de las fugas registradas en todo el país durante ese mismo período. La salidas evidenciadas en la zona se concentran fuertemente en sectores jóvenes, especialmente los tramos de edad que van entre los 30 y 44 años. En ese grupo se fugaron 7.923 cotizantes del Biobío, poco más de la mitad del total regional.
Al contrario, durante esos doce meses ingresaron al sistema de isapres 3.830 personas, siendo los más interesados los adultos jóvenes entre 25 y 29 años que se adentran al mundo laboral. Además, el informe expone que la Región cuenta con 105.349 individuos que cotizan en estas firmas.
Factores detrás de la fuga
El presidente de la Asociación de Isapres, Gonzalo Simón, precisa que la única variable demostrable asociada a la variación de afiliados en isapre desde abril pasado a abril de este año corresponde a la deteriorada situación económica que afecta al país, "y que da cuenta de una caída en los indicadores que más fuertemente impactan la situación financiera de las familias, como el desempleo y el índice de remuneraciones". Simón explica que si uno cruza la evolución de ambas variables durante 2022 y principios de 2023, queda de manifiesto una evidente correlación que demuestra que mientras el índice de desempleo sube y el de remuneraciones baja, también disminuye la cantidad de personas afiliadas al sistema privado."Esto es un fenómeno que sucede dependiendo de las condiciones y que ya se ha dado en el pasado en el sistema isapre, siempre coincidiendo con episodios de crisis económica y recesión que afectan directamente a los cotizantes del sistema, al disminuir las personas que tienen las condiciones para poder sostenerse en isapres. Asimismo, cuando la economía se recupera, esto se revierte", explica.
Karin Bravo, directora de Postgrados de la Universidad San Sebastián (USS), sede Concepción, analiza ciertos factores, como el hecho de que algunos prestadores han decido no tener convenios con las isapres al no recibir los pagos en los plazos que corresponden. A juicio de la académica, lo anterior impacta en la decisión de atención del cotizante y sus beneficiarios, que al momento de requerir la atención de salud deben pagar en formato particular y solicitar el reembolso a la isapre, que en muchos casos demora y afecta su liquidez. "Esto puede promover la decisión de migrar a Fonasa para procurar contar con mayores instituciones clínicas y profesionales en convenio y recibir atención en modalidad libre elección", desliza.
Bravo agrega que hasta que no se defina claramente cómo procederá la devolución de los cobros en exceso -situación que ha mantenido crispada la relación entre las isapres y el gobierno-, es altamente probable que el número de cotizantes que abandonan las isapres, tanto a nivel nacional como regional, vaya en aumento. "Lamentablemente, estos períodos de incertidumbre generan un circulo vicioso, en cuanto a que el entorno no propicia que nuevos cotizantes ingresen al sistema privado de salud si no existen garantías de su continuidad. Esto, junto a la salida de cotizantes antiguos, genera menos ingresos para estas entidades privadas, lo que empeora su situación financiera, y puede llegar a empeorar las coberturas que actualmente entregan a sus cotizantes y beneficiarios", remarca la académica.